La epilepsia es un trastorno neurológico caracterizado por la presencia de crisis epilépticas, provocadas por actividad eléctrica anormal en el cerebro. Puede afectar a personas de todas las edades y tiene diversas causas, como lesiones cerebrales, predisposición genética o infecciones. El tratamiento adecuado, a menudo mediante medicamentos, puede ayudar a controlar las crisis y mejorar la calidad de vida de quienes padecen la epilepsia.

Los trastornos del movimiento afectan la fluidez y el control de los movimientos corporales. Pueden manifestarse como temblores, rigidez muscular, falta de coordinación o movimientos involuntarios. Pueden variar en gravedad y requerir enfoques específicos de tratamiento.

La neurodegeneración es un proceso patológico en el cual las células nerviosas del sistema nervioso central degeneran y mueren progresivamente. Este fenómeno está vinculado a diversas enfermedades, como el Alzheimer, el Parkinson y la esclerosis lateral amiotrófica (ELA). La investigación se centra en comprender las causas subyacentes y desarrollar tratamientos que ralenticen o reviertan este deterioro neuronal.

El tratamiento farmacológico de patologías neurológicas implica el uso de medicamentos diseñados para modificar la actividad del sistema nervioso central. Enfermedades como la epilepsia, el Parkinson y la esclerosis múltiple a menudo requieren fármacos específicos para controlar síntomas y mejorar la calidad de vida. Sin embargo, es crucial la supervisión médica constante para ajustar dosis y abordar posibles efectos secundarios.

En caso que el tratamiento farmacológico no sea efectivo y la cefalea se haya cronificado, se puede ofrecer una intervención quirúrgica en los siguientes casos:
Migraña, Clúster headache o cefalea en racimo, Hemicránea paroxística, Dolor neuropático facial (tras extracción dentaria, ictus, cirugías de neuralgia del trigémino, traumatismo facial…), Dolor facial atípico, Neuralgia occipital o de Arnold, Neuralgia del glosofaríngeo, Cefalea cervicogénica, Neuralgia del trigémino, Hemicránea continua, Cefalea postraumática, Cefaleas mediada por C2, Migraña transformada, SUNCT, Dolor en la región occipital tras cirugía, Dolor de herpes zoster facial.

El tratamiento con Botox para patologías neurológicas implica la utilización de toxina botulínica para mitigar síntomas como espasmos musculares, migrañas crónicas o distonías. La toxina actúa bloqueando la liberación de neurotransmisores, reduciendo así la actividad muscular excesiva y aliviando los síntomas neurológicos. Este enfoque terapéutico, administrado por profesionales de la salud, puede proporcionar alivio significativo en casos seleccionados.